martes, 11 de enero de 2011

Sobre las marcas

Cuando hablamos de marcas nos contextualizamos dentro de las necesidades del sistema capitalista, donde se pretende diferenciar productos de un mismo género, con las mismas propiedades, de otros que ya han sido fabricados y que compiten dentro del Mercado. La marca se define como un sistema de súper –signos o mega signos que gira alrededor de él y lo impregna, pero que se independiza y lo transciende.

Una de las principales características de las marcas se basa en que su utilización se explota a través de la publicidad, proponiendo y promoviendo productos cualificados (“Imagen de Marca”). Además, proporciona identidad e individualidad a las cosas e incrementa su valor respecto a los que no tienen marcas. Al llevar una marca, muestras una identificación personal con algún rasgo o característica concreta que te hace permanecer a un determinado grupo dentro de la sociedad, es decir, existe una asociación psicológica con respecto al símbolo que esta representa en los individuos. Otra característica se encuentra en la iconografía ligada a la marca, bien por algún diseño característico o por el mismo nombre, lo que hace que haya un pensamiento sobre el objeto: por ejemplo, todos conocemos la marca Nike y su icono de referencia, y del mismo modo le asociamos ciertas características como si de algo intrínseco se tratara. Una de las mayores pretensiones de la marca es que un producto se conozca por su nombre: los pañuelos de papel han pasado a llamarse Klennex; o el papel de aluminio, papel Albal. Las propiedades intrínsecas de cada marca son memorizadas hasta el punto de que un objeto es definido por su marca.

Lo cierto es que, cada vez de manera más intensa, no nos sentimos cómodos conduciendo cualquier coche, o vistiendo cualquier camistea. De la misma manera que el lugar donde se encuentre nuestra casa (en el barrio de Salamanca, en la Moraleja, o en Vallecas) nos define en cierto modo; las marcas hacen justamente lo mismo: definen nuestra personalidad de tal manera que saliendo de ella nos sentimos excluidos y sin saber a donde ir. Como he dicho antes, la mentalidad del Sistema Capitalista y el propio funcionamiento empresarial e industrial a conseguido que, comprando un producto de masas, nos sintamos más únicos y diferenciados del resto a la vez que nuestra individualidad nos ayuda a encajar en un conjunto con las mismas con las mismas ideas y pretensiones. Nos encontramos en una Sociedad de Consumo (o Sociedad de Consumo de Masas) que define nuestra sociedad perteneciente a la etapa avanzada de desarrollo mundial industrial capitalista caracterizada por el consumo masivo de bienes y servicios, disponibles gracias a la producción masiva de consumo. Realmente, deberíamos preguntarnos: ¿nos marcan las marcas?; y, sobre todo,
 ¿hasta que punto el individualismo masivo se convierte en paradoja?

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